Un aspecto clave de los
buenos programas de formación para emprendedores es la capacidad para crear
condiciones económicas y climas culturales propicios para que más cantidad de
personas sientan confianza en emprender creando sus propias empresas.
Para esto es necesario
que estos programas articulen sus capacidades con instituciones del sector
público, la educación y las organizaciones sociales vinculadas a la promoción
del desarrollo económico, tecnológico y cultural de la sociedad; que se integren
en redes, favoreciendo un uso más racional y efectivo de sus respectivos
recursos, ayudando a que sus beneficiarios puedan ir construyendo sus propias
redes de relaciones personales y profesionales de apoyo.
Un buen programa de formación para emprendedores no
crea emprendedores, les ayuda a emprender mejor, a controlar sus riesgos
y, consecuentemente, a disminuir sus factores de fracaso. Sobre
todo, facilitan el aprendizaje de prácticas ejemplares del comportamiento
emprendedor (persistencia, eficiencia, competitividad, liderazgo,
evaluación y corrección de procesos, desempeño en redes, utilización
eficaz de la información y más).
Hay
que considerar que existen factores que impulsan y factores que aceleran o
desalientan a las iniciativas emprendedoras; y que, hay factores internos
(necesidad de crear, insatisfacción con lo que está haciendo, descubrir
una oportunidad con la que se pueden crear beneficios…) que impulsan a emprender, y que
también existen factores externos que empujan desde afuera para que una
persona deje de actuar como un empleado y comience a actuar como un
emprendedor.
Fuente: http://mariodehter.com
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